Tenemos que valorar la seriedad y la prudencia del Gobierno Nacional en torno a las medidas para evitar la propagación del covid-19 y el apoyo a los colombianos, su responsabilidad es inmensa en un contexto donde no existe un manual de instrucciones a seguir, sin embargo, la economía necesita ir más allá de la reapertura, necesita una reactivación efectiva.

No podemos hablar de reactivación con restricciones: un negocio al 55% de producción, con horarios impuestos, nuevos requisitos, más costos y con el 100% de obligaciones no es viable. Para reactivar la demanda hay que dejar que la industria determine su capacidad, que asuma su responsabilidad según sus capacidades.

La fase de aislamiento selectivo inteligente debería incluir medidas efectivas de apoyo a la comunidad empresarial, acciones a corto, mediano y largo plazo, créditos blandos con periodos de gracia, una estrategia que fortalezca la competitividad, incluida una política laboral de trabajo remoto, con horarios flexibles.

No es suficiente la inversión pública, se requiere capital privado, tener liquidez, reactivar el consumo, incentivar el empleo formal, sobre todo en un momento en el que las empresas han llevado una carga importante en esta crisis económica. Si bien muchas han tenido que cerrar en el camino, otras hicieron esfuerzos enormes por mantener sus operaciones y preservar hasta donde ha sido posible los puestos de trabajo.

Igualmente es indispensable empoderar a los ciudadanos para que puedan convivir con esta nueva realidad. Está en nuestras manos cuidarnos, tomar todas las medidas de bioseguridad recomendadas, no bajar la guardia en el autocuidado en casa, en el trabajo y en todas las actividades que hagamos dentro de la nueva normalidad, si es que así se puede llamar la necesidad de volver a nuestras actividades.

El mensaje a la población debe estar en sintonía con el propósito mayor, que es la recuperación con más desarrollo, crecimiento y seguridad, que nos cuidemos, que salgamos a producir, a poner toda nuestra voluntad, para un regreso bien orientado y eficiente, sin miedo, sin dramatismo ni exageraciones.

Un regreso que debe incorporar lecciones aprendidas, valorar las prioridades, ponderar lo que tenemos, lo que nos sobra, y si podemos enfocarnos más en el fondo que en las formas, más en la eficiencia que en las palabras, más productividad con entusiasmo que trabajos sin estímulos, sin formación, sin consideración sobre la esencia humana y de su entorno.

De nada serviría un proceso de apertura si no se reactiva realmente la economía. Información oficial habla de que 91% de las empresas tiene autorización para funcionar, lo que no significa que efectivamente estén operando. Una cosa es pedir permiso para trabajar y otra reactivarse en el estricto sentido de la palabra y para ello es indispensable que las autoridades eviten restricciones que frenen la productividad del sector privado, avanzar, poner a funcionar procesos operativos, producir beneficios para toda una cadena productiva que jalona el desarrollo del país.

Coletilla:

El presidente Iván Duque anunció una Comisión de Alto Nivel para la Reactivación Empresarial, buena iniciativa que puede contribuir a ordenar el regreso, centralizar las políticas y canalizar las ayudas.

Fuente: https://www.larepublica.co/analisis/maria-claudia-lacouture-402341/reapertura-no-es-reactivacion-3052775

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