La Plaza Italia, la zona cero de las revueltas y renombrada por los manifestantes como «Plaza Dignidad», volvió a ser epicentro de una gran concentración que transcurrió de manera pacífica, pese a algunos incidentes aislados entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Miles de personas se concentraron en Santiago de Chile este lunes para conmemorar un mes de un torbellino de protestas en Chile que exigen reformas sociales ante los «abusos» de un modelo económico considerado próspero solo para algunos.
Una concentración en plaza Italia -centro neurálgico de las protestas en la capital- reunió a unas 10.000 personas, constato la AFP, cifra que dista de los 1,2 millones que se concentraron en ese mismo lugar el 25 de octubre, una semana después de que comenzara el estallido social.
Todo comenzó el 18 de octubre con estudiantes de secundaria negándose a pagar el billete de metro, pero derivó en la más profunda crisis social desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Le cambió la cara al país y modificó por completo la agenda del derechista Sebastián Piñera y del Parlamento.
La protesta se realizó en un ambiente pacífico y festivo, y se repitió a coro el grito «Chile Despertó», transformado en un lema de los manifestantes.
«Quise venir para recordar un mes que cambió para siempre Chile. Yo creo que el gobierno podría hacer los cambios que se le están pidiendo mucho más rápido y no lo están haciendo como queremos. Todos los ofrecimientos de agenda social que ha hecho (el presidente) Piñera no me los creo», dijo a la AFP Susana, una contadora de 51 años.
Un grupo reducido de encapuchados con escudos de lata protagonizaron incidentes aislados y fueron dispersados por policías antidisturbios que respondieron con gases lacrimógenos cerca de Plaza Italia.
El metro de Santiago retomaba la normalidad con la apertura de siete estaciones, una de ellas en Puente Alto (sur de Santiago) que abrió después de permanecer cerrada durante un mes y dejar prácticamente sin movilización pública a los casi 800.000 habitantes de esta popular comuna, y que luego de unas horas fue nuevamente cerrada por protestas.
Tras un mes de crisis, el país se divide entre quienes buscan volver a la normalidad y los que quieren seguir presionado por mayores cambios. Pero trabajadores del sector público realizarán un paro nacional el martes y miércoles, anunció la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato del país.
Antes del 18 de octubre, los efectos del cambio climático en el país y la organización de la cumbre internacional del clima (COP25) -después cancelada- dominaban la agenda, pero hoy se discute sobre una nueva Constitución que reemplace la heredada de la dictadura, junto a una profunda reforma al sistema de pensiones, de salud y educación, que preocupan a los chilenos.
El Congreso chileno aprobó el viernes un acuerdo para llamar a plebiscito en abril de 2020 para decidir cambiar o no la Constitución y escoger el mecanismo mediante el cual sustituirlo: una asamblea constituyente o una convención mixta integrada en partes iguales por asambleístas y congresistas.
«En las últimas cuatro semanas, Chile cambió (…) El pacto social bajo el cual habíamos vivido se resquebrajó», dijo Piñera en un mensaje el domingo, en el que celebró el acuerdo político que permitiría el cambio constitucional.
En 30 años de democracia no había prosperado ningún intento por sustituir la Constitución que en 1980 redactó la dictadura y aprobó en un cuestionado plebiscito, con disposiciones que aseguraron el poder de los grupos conservadores, incluso luego de restaurada la democracia.
Una encuesta de este lunes de la privada Cadem reveló que un 67% de los chilenos considera «bien o muy bien» el acuerdo constitucional. El Congreso también discutía aumentar en 50% la pensión básica solidaria, fijada en 133 dólares, opción que para el gobierno no puede concretarse inmediatamente.
«Quiero ser responsable y muy claro en decirlo. Eso significa mil millones de dólares que Chile no tiene», afirmó el ministro de Hacienda, Ignacio Briones.
Fue un drástico despertar de un país considerado uno de los más estables de América Latina y con un alabado modelo económico: 30 días de protestas que se saldan con 22 muertos, 79 estaciones del metro de Santiago atacadas o incendiadas, y casi 15.000 detenidos en todo Chile. En tanto, más de 200 personas han resultado con lesiones oculares graves tras el disparo de balines de la policía.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) envió un equipo técnico a Chile que recabará información preliminar sobre denuncias de vulneraciones a los DDHH cometidas por agentes durante las manifestaciones.
«Son días en los cuales nosotros realizamos un amplio proceso de escucha», dijo Paulo Abrão, secretario ejecutivo de la CIDH.
De los detenidos, 3.500 son por los saqueos registrados en el país, según la Policía. La cadena estadounidense Walmart presentó una serie de acciones judiciales en contra del Estado por ataques que han sufrido sus locales de venta.