Así lo sugirió Trump este martes en una rueda de prensa en la cumbre de la Otan. También aviva disputa arancelaria con Francia.
El presidente Donald Trump aseguró este martes que los esfuerzos para resolver la disputa comercial entre su país y China pueden esperar hasta su reelección en las presidenciales estadounidense de noviembre del próximo año.
“No tengo fecha límite”, dijo el mandatario de Estados Unidos en una rueda de prensa en Londres al margen de la cumbre de la OTAN.
“En cierto modo me gusta la idea de esperar hasta después de los comicios para el acuerdo con China”, agregó, dando por sentada su reelección a finales de 2020.
(Por guerra comercial, 65 empresas de EE. UU. quieren salir de China).
Hasta ahora, Trump se había mostrado convencido de poder alcanzar dicho acuerdo próximamente, a pesar de que en las últimas semanas hubo señales de indicaban lo contrario y su homólogo chino Xi Jingping hizo declaraciones amenazantes.
China y Estados Unidos están inmersos desde el año pasado en un conflicto comercial que provocó la imposición recíproca de aranceles por un valor de más de 360.000 millones de dólares de intercambios anuales.
Trump y Xi acordaron una tregua en la guerra comercial durante la cumbre del G20 en Japón en junio para poder reanudar unas negociaciones que no han dado resultado.
EE.UU. AMENAZÓ A FRANCIA CON SUBIR ARANCELES
Además de su disputa comercial con China, Estados Unidos abrió otro enfrentamiento al amenazar este lunes con aranceles de hasta 100% a bienes franceses por 2.400 millones de dólares como represalia a una tasa a los servicios digitales que considera discriminatoria hacia sus empresas.
(EE.UU. abre nuevo frente de guerra comercial en Francia).
Vinos espumantes y quesos están en la lista de productos que se verían afectados desde mediados de enero, después de que un informe de la oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR), Robert Lighthizer, dijera que esa tasa francesa castiga a empresas tecnológicas estadounidenses como Google, Apple, Facebook y Amazon.
El anuncio «envía una señal clara de que Estados Unidos actuará contra los aranceles digitales que discriminan o imponen cargas indebidas a las empresas estadounidenses», dijo Lighthizer en un comunicado.
El representante comercial advirtió, además, que Washington está considerando extender su investigación a medidas similares aplicadas en Austria, Italia y Turquía. Grupos de la industria tecnológica estadounidense saludaron el informe de la USTR.
En un comunicado, la Information Technology and Innovation Foundation (ITIF), un centro de reflexión con sede en Washington, dijo que la tasa francesa «apunta estrecha e inapropiadamente a aumentar la recaudación solamente a partir de las mayores compañías de un conjunto reducido de industrias, muchas de ellas estadounidenses».
Sin embargo, la vicepresidenta de políticas de ITIF, Jennifer McCloskey, dijo en un comunicado que el grupo hubiese preferido evitar «una fuerte respuesta» arancelaria. McCloskey dijo que ITIF urgía «respetuosamente» a Estados Unidos, Francia y los demás integrantes de la Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico (Ocde) a enfocarse en encontrar una solución exitosa a este problema impositivo. Washington lanzó esa amenaza un día antes de que el presidente Donald Trump se reúna en Londres con su homólogo francés, Emmanuel Macron, al margen de una cumbre de la OTAN.
La tasa francesa a los servicios digitales, conocida como «Gafa» (por las iniciales de Google, Apple, Facebook y Amazon), fue promulgada este año e impone un gravamen de cerca de 3% al volumen de negocios de compañías tecnológicas en Francia, que suele proceder de la publicidad en línea y la venta de datos con fines publicitarios.
El impuesto afecta a compañías que obtienen ingresos anuales de al menos 750 millones de euros (unos 830 millones de dólares) en sus actividades digitales mundiales.
La tasa francesa se aplica a los ingresos y no a los beneficios, que los gigantes tecnológicos suelen declarar en países con bajos impuestos como Irlanda, una práctica que cada vez irrita más a los gobiernos en Europa.